La vida tiene sus frases, y sus paso-dobles. La timba política, al igual que el tango, para bailar hay que por lo menos conocer sus pasos.
Y esta es la verdad que conocieron los personajes que se mantienen en el poder, aunque en algunas circunstancias parezcan ser personajes lejanos, al margen de todo.
El zar Kissinger se asió del valioso conocimiento de esa estrategia en la meca del poder mundial.
Nuestra versión es un poco más humilde, no hay mecas, sino una casa rosada, que según las luces que la iluminen se balancea entre el color de la cal con sangre de toros, o del casino flotante de puerto madero.
En la actual coyuntura, Dujovne -el optimista- y Caputo -el boncha- se lanzaron al célebre espectáculo del dos por uno. Y en la transición de dicha pieza musical, el experto a cargo del Banco Central, se dobló el tobillo.
Es que convocar a jugar a alguien, poniendo condiciones que lo privan de hacer lo que sabe hacer, es casi como meterle la traba mientras camina. Y la traba no fue puesta por el pie de Dujovne, sino el resultado de una negociación voluntariosa impulsada por el optimista, para que de ese embrollo algún pie sobresalga y haga tropezar al boncha.
Y de ese modo, el resultado fue el esperado. Macri y Lagarde se encontraron, negociando un acuerdo para las portadas temporales, como una suerte de 'aguante' para traer verdadera seguridad y confianza, pero no a los argentinos, sino a los inversionistas de la meca del poder, o más conocida como Wall Street.
Y de esta manera, el embrollo de intereses que ahora están en juego, son los que provocan las columnas periodísticas de los más agudos observadores de los medios oficialistas, que entreven que el presidente se encuentra aún tratando de entender el cúmulo de intereses que guían la política internacional, y mientras tanto, baila con sus verdugos.
Letra de "Los Mareados", tango de Roberto Goyeneche
Rara, como encendida
Te hallé bebiendo, linda y fatal
Bebías, y en fragor del champagne
Loca reías, por no llorar
Pena... Me dio encontrarte
Pues al mirarte yo vi brillar
Tus ojos, con un eléctrico ardor
Tus negros ojos que tanto adoré
Esta noche, amiga mía
El alcohol nos ha embriagado
¡Qué me importa que se rían
Y nos digan "los mareados"!
¡Cada cual tiene sus penas
Y nosotros las tenemos
Esta noche beberemos
Porque ya no volveremos
A vernos más (...)
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