¿Por qué los Cristianos celebramos la pascua, una fiesta también judía?
La pascua Judía tiene sus raíces en un episodio ocurrido durante la esclavitud del pueblo judío en Egipto (alrededor del año 1486 a.C.), durante la última plaga, que era la muerte de los primeros hijos (los primogénitos), y que otorgó la libertad del pueblo judío de la esclavitud. Pascua significa libertad.
Para que la muerte no llegara a las casas del pueblo Judío, debían matar un cordero, y con su sangre pintar el marco de la puerta de entrada de la casa (es decir el dintel y los dos postes) para que la muerte no tocara a sus hijos. Luego al cordero debían cocinarlo al fuego y comerlo dentro de las casas.
Durante la noche la muerte entró a las casas que no tenían la marca de sangre en la puerta, y los egipcios no tenían marcadas sus puertas, resultando así esa noche la muerte de todos los primogénitos de Egipto.
¿Qué tiene que ver Cristo con esta fiesta?
La Pascua es la analogía, o figura, de lo que hizo Cristo. En primer lugar, porque la muerte está a la puerta de todos los hombres y mujeres: “Porque la paga del pecado es la muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús”.
Para ser más específicos la muerte, que es el “precio del pecado”, es la separación eterna de Dios, o la condena al lago de fuego.
Y como a esta muerte no hay obra humana que pueda detenerla, Dios provee una manera.
Cuando Cristo aparece en escena, Juan el Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Y por eso Cristo dijo que para todos es imposible alcanzar el nivel que la justicia que Dios exige, por lo cual es necesario que tomemos el camino que el provee.
El Primer paso es el arrepentimiento de lo que en la conciencia de cada uno da vueltas, eso que la mente argumenta teniendo la intuición de que está mal, “porque sin arrepentimiento no hay salvación”.
El Segundo es pedirle perdón y confiarle mi destino eterno a Cristo, él dijo “el que a mí viene, no le echo fuera” y además “el que confía en mí, tiene Vida Eterna”, “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor Jesucristo, será Salvo” (citas de la Biblia).
Entonces, cuando alguien decide confiar en Cristo, su vida queda “pintada” con la Sangre de Cristo, de la misma forma que las puertas de las casas en la pascua judía, y así la muerte (la condena, el infierno) no toca su vida, porque ya por la fe le pertenece a Jesucristo, y por lo cual tiene la Vida de Dios dentro de su espíritu.
Para coronar la Pascua Cristiana, Cristo resucitó al tercer día. De la misma forma quienes creemos en él, esperamos nuestra resurrección hacia la eternidad, con la tranquilidad de que nuestras vidas están “pintadas”con la “Sangre del Cordero”, es decir, ya nos encontramos salvados.
Es muy bueno compartir esto para quienes no son cristianos, porque es una invitación cada año de ir hacia Cristo en fe, camino que no le pertenece a ninguna institución, y mediante una decisión confiarle el futuro eterno de nuestras vidas rindiéndole a él todas nuestras ideas, conceptos y temores; incluso aquellos que nos infunden desconfianza hacia su benevolencia, sabiendo que cualquiera que sea el pecado cometido, su correspondiente juicio y condena ya fueron sufridos por Cristo en la cruz, para que ninguna persona quede excluida de la gracia de Dios.
Porque Cristo es Dios.
Y Dios es Amor.
1 comentario:
Excelente David! Muy cierto y edificante. Cristo vino con su sangre divina (Rom 5.12) para darnos vida Eterna juntamente con Él (Efe 2.5). Abrazo fraterno, Paulo Cálcena desde La Plata.
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