La otra vez soñé que el papa Francisco aprobaba el casamiento de curas y obispos, y él también se casaba, pero en secreto.— David Omar Gallardo (@gallardodavidok) 6 de septiembre de 2018
Más allá de la anécdota del sueño, siempre encontramos aquella histórica discusión sobre la autoridad de la Biblia y la autoridad de la tradición.
Una reforma de la índole comentada en el sueño, corregiría una desobediencia histórica a lo que el Apóstol Pablo recomendó a su discípulo Timoteo:
1ra. Carta a Timoteo, Capítulo 3:
"3:1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
3:2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
3:3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
3:4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
3:5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
3:6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
3:7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo".
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